No sé si es porque pasan cuatro años entre cada olimpíada y uno se olvida, o porque estoy hace un tiempo fuera de casa y extraño mi país, o porqué razón, pero este año me apasioné con las olimpíadas más que nunca.
Todavía no han terminado, estamos llegando al clímax o desenlace del evento. Subiendo.
Las Leonas hoy quedaron en el camino, pero peleamos por el bronce con Alemania el viernes. El equipo masculino de básquet (le dirán las jirafas?) ganó medio raspando con Grecia. Pero eso no nos quita estar en la final con Estados Unidos, este viernes también.
Donde también estamos en una final, es en fútbol. La verdad que si bien no soy de ningún equipo de fútbol local, soy de esas (típicas podrán decir) que se apasiona por el fútbol cuando juega Argentina. Realmente estaba feliz cuando le ganamos hoy a Brasil, orgullosa de que tengamos buenos deportistas. Al final del partido los brasileños estuvieron bastante sucios. Otra emoción, fue el primer oro con el que nos deleitaron los ciclistas Curuchet-Pérez.
No sé ustedes, pero a mí se me cerró la garganta y me emocioné más de una vez, viendo a los deportistas del mundo, dando todo por ganar.
Las Olimpíadas me sensibilizan.
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